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¿Dónde se interconectan las tecnologías de colaboración y el internet de las cosas?
El internet de las cosas (IoT) se está arrastrando dentro de la empresa y podría cambiar la forma en que los empleados colaboran. El experto Jon Arnold explica el impacto potencial de la IoT en la colaboración.
Esta es una pregunta importante, no tanto por lo que está sucediendo hoy en día, sino por lo que está por venir.
El Internet de las Cosas (IoT) es realmente un término de primera generación que se refiere a un mundo hiperconectado, donde las personas, las máquinas y las cosas se entrelazan a la perfección en la Web y en la nube. Cuando eso suceda, la segunda generación se hará cargo –conocida como la Internet de Todo (IoE). En este mundo, no sólo estos elementos comparten un tejido común para las tecnologías de comunicación y colaboración, sino que los datos asociados abrirán nuevas posibilidades para el aprendizaje, la innovación y la resolución de problemas.
IoT es un noble objetivo, pero en la actualidad sólo un número nominal de máquinas o "cosas" están habilitadas para la Web. Las personas, por otra parte, se saturan con opciones de conectividad. Pero en términos de posibles criterios de valoración de IoT, estamos ahora superados en número por los dispositivos. Como tal, el IoT es todavía una idea en etapa temprana. Sin embargo, con la mejora constante de la tecnología, es sólo cuestión de tiempo hasta que cada "cosa" pueda ser conectada a este ecosistema.
Por ahora, esto significa que el impacto del IoT se limitará en la colaboración, ya que esta actividad es principalmente entre las personas. Un buen trabajo en equipo depende de las buenas capacidades de comunicación conforme los empleados interactúan entre sí para compartir ideas, entender los problemas y lograr resultados de negocio. Las tecnologías de colaboración de hoy pueden lograr estos objetivos sin una superposición del IoT, pero esto también es una respuesta de primera generación.
Un desafío clave para las tecnologías de colaboración es demostrar un retorno tangible de la inversión (ROI). Dado que las empresas deben conseguir más a lo largo de sus implementaciones, el retorno de la inversión se hará más de un requisito. Hasta el momento, los vendedores de colaboración se han centrado en conseguir la tecnología subyacente para trabajar, pero no tanto en los indicadores clave de rendimiento (KPI) que pueden medir la productividad y el desempeño del equipo. En última instancia, lo que la administración realmente quiere es racionalizar los flujos de trabajo y automatizar los procesos, y aquí es donde se cruza la colaboración con el IoT.
Para hacer frente a estos resultados, las tecnologías de colaboración de segunda generación irán más allá de la interacción de persona a persona y aprovecharán los datos derivados de los puntos finales asociados –tales como teléfonos inteligentes, tabletas y PCs– junto con las diversas aplicaciones de software utilizadas para colaborar. Estas son las máquinas y cosas que completan la ecuación del internet de las cosas. Como tal, cuando la actividad de colaboración puede ser rastreada entre personas, máquinas y cosas, se crearán nuevas formas de datos.
Con la adecuada experiencia de análisis, para las empresas será más fácil medir el verdadero valor de la colaboración.