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Se debe abordar el impacto energético que tiene el auge de la IA generativa

El uso masivo de IA generativa sin una estrategia consciente de sostenibilidad amplifica la huella de carbono y acelera el agotamiento de recursos naturales como la electricidad y el agua.

Al cerrar el 2024, es fundamental reflexionar sobre los aprendizajes de este año y establecer bases sólidas para una estrategia sustentable que guíe nuestro camino hacia 2025. En este contexto, la inteligencia artificial generativa (IA Gen), una tecnología que está transformando la manera en que vivimos y trabajamos, también nos reta a evaluar su impacto ambiental y energético. Aunque la IA Gen nos abre nuevas fronteras en áreas como la creación de contenido y la automatización de procesos, su creciente adopción implica desafíos importantes para el consumo de recursos naturales como la electricidad y el agua.

Uno de los mayores retos es el alto consumo energético de la IA generativa. Modelos avanzados requieren un poder computacional masivo: entrenar uno de los modelos más reconocidos puede demandar hasta 1.287 MWh de electricidad, lo que equivale a la energía usada por un edificio de oficinas en un mes, o por un estadio deportivo de tamaño medio durante 20 días. Este consumo se multiplica al considerar los miles de procesos similares que se ejecutan diariamente en servidores alrededor del mundo.

Bruno Juanes

Además de la electricidad, los centros de datos que alojan estos modelos dependen intensamente del agua, utilizada para enfriar los servidores durante procesos de cómputo intensivo. Un estudio de Northwestern University reveló que una sola consulta a un modelo de IA generativa puede implicar el uso de hasta medio litro de agua para mantener las infraestructuras operando a temperaturas óptimas. A nivel global, esto se traduce en miles de millones de litros de agua consumidos anualmente, exacerbando tensiones en regiones donde los recursos hídricos ya son limitados.

El uso masivo de IA generativa sin una estrategia consciente de sostenibilidad amplifica la huella de carbono y acelera el agotamiento de recursos. De cara al 2025, necesitamos desarrollar planes para enfrentar este desafío, priorizando iniciativas que optimicen el uso de energía y agua, tales como:

  1. Optimización del entrenamiento y operación de modelos: Avanzar hacia modelos más pequeños y especializados que requieran menos recursos y sean diseñados para tareas específicas, reduciendo significativamente su impacto ambiental.
  2. Migración a energías renovables: Adoptar infraestructuras alimentadas por fuentes de energía limpias puede disminuir drásticamente la huella de carbono.
  3. Tecnologías de enfriamiento más eficientes: Implementar sistemas de enfriamiento como el uso de aire libre, en lugar de agua, para reducir la presión sobre los recursos hídricos.
  4. Uso responsable y estratégico: Reservar la IA para aplicaciones que aporten un valor significativo y evitar su empleo en casos superfluos.

Además, como individuos y organizaciones, podemos contribuir limitando el uso innecesario de IA, promoviendo prácticas conscientes y exigiendo a los proveedores soluciones más sostenibles.

El cierre de 2024 nos recuerda que el futuro de la IA no depende únicamente de su capacidad para innovar, sino también de nuestra habilidad para reducir su impacto ambiental. Como líderes en transformación digital, tenemos la responsabilidad de integrar la sostenibilidad en nuestras decisiones tecnológicas. La inteligencia artificial generativa puede mejorar nuestra calidad de vida, pero no a costa de los recursos naturales.

Cada paso que demos en 2025 debe estar orientado hacia una transformación tecnológica sustentable, garantizando que la innovación sea compatible con el cuidado del planeta. Actuar con responsabilidad hoy es crucial para asegurar un mañana donde la tecnología y la naturaleza coexistan en equilibrio.

Bruno Juanes es CEO para el Norte de América Latina en Inetum, empresa dedicada al asesoramiento de compañías para implementar procesos de transformación digital. Bioquímico por la Universidad Autónoma de Madrid, cuenta con múltiples certificaciones como “Innovación Exponencial” por la Singularity University, “Estrategias de Inteligencia Artificial para Negocios” por el MIT, “Trabajo Híbrido" por la Universidad de Stanford y “Gobierno Corporativo” por Wharton School. Con más de 30 años de trayectoria, ha colaborado en compañías como PwC, Everis, Deloitte Consulting y, más recientemente, en Coca-Cola FEMSA como Chief Growth & Digital Officer.

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