Tierney - stock.adobe.com
Mujeres y TIC en México, un objetivo de desarrollo sostenible
Las herramientas de tecnología se han convertido en una plataforma para mejorar la participación de las mujeres en el ámbito profesional, y pueden convertirse en aliadas para promover la inclusión.
La Agenda del Desarrollo Sostenible 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) incluye diversos objetivos, dos de ellos relacionados directamente con el desarrollo y empoderamiento de la mujer: Objetivo 5 «Igualdad de Género» y Objetivo 10 «Reducción de las Desigualdades».
Hoy más que nunca, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer (#8M2021), la consecución de ambos objetivos encuentra fundamental apoyarse en el uso, disponibilidad e implementación de herramientas tecnológicas.
La ONU establece como una meta puntual mejorar el uso de la tecnología instrumental, en particular las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), para promover el empoderamiento de las mujeres. Asimismo, invita a los países miembros a lograr hacia 2030, potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición.
En México, y de acuerdo con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT, 2020), el acceso a las TIC genera mayores ingresos y mejores condiciones de salud para la población en general. Destaca la métrica de que, al incrementar un punto porcentual el porcentaje de población ocupada que busca y encuentra empleo por internet, aumentaría 6,85 % el salario per cápita y, en caso de adicionar un acceso por cada 100 hogares de la banda ancha fija, la esperanza de vida aumentaría más de tres días.
Ello evidencia que la inclusión de las mujeres en el mundo TIC, al contar con acceso y aprovechamiento de la conectividad, constituye una plataforma necesaria para impulsar su bienestar y desarrollo. De ahí la importancia de realizar un diagnóstico de adopción y utilización de las herramientas tecnológicas por parte de la población femenina.
A continuación, se provee un panorama de adopción las TIC entre las mujeres compuesto por dos secciones: el «lado A» o de la aparente equidad; y el «lado B» de una no tan evidente inequidad, con el objetivo de proveer de una perspectiva amplia sobre el estatus de adopción y potencial aprovechamiento de estas tecnologías entre la población femenina.
Lado A: Equidad de género en el acceso a las tecnologías móviles
El acceso a las TIC de las mujeres se ha convertido en un indicador relevante de equidad de oportunidades, especialmente cuando la pandemia nos ha inducido a llevar la vida profesional y académica los nuestros hogares.
Al cierre de 2020, en México se contabilizaron 126.014.458, líneas móviles, de las cuales 91,9 % operan ya sobre dispositivos móviles inteligentes o smartphones. Al segmentar este coeficiente de acuerdo con su utilización por hombres y mujeres, encontramos que es uno de los dispositivos con mayor equidad en su adopción por género.
El género femenino registra una adopción de smartphones de 92,1 %, mientras que el masculino reporta un nivel de 90,6 % respecto al total de las líneas asociadas a este género. Esto, más allá de ser una proporción de tenencia, es un hito hacia un escenario de equidad de género, en el campo de adopción y uso de las TIC.
Hoy, muchas de nosotras contamos ya con capacidad efectiva de acceso y aprovechamiento de la conectividad, especialmente a partir de disponer de un dispositivo móvil, herramienta que promueve la inclusión y el desarrollo social.
De acuerdo con The CIU, 78 % de las mexicanas utilizan su smartphone para la comunicación a través de aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp, Messenger, etc.; seguido por el uso de las redes sociales con una razón de 62,1 %; revisar correo electrónico 27,5 %; ver videos 27,4 %; entre otras actividades. Los diversos usos de los dispositivos por parte de las mujeres se muestran en la figura 1.
En la amplia diversidad de usos que les dan las mujeres a estos dispositivos tecnológicos, destaca en la figura 2 el aumento de 2,5 puntos porcentuales en el uso del smartphone como herramienta de trabajo en el último año, al alcanzar un coeficiente 18,3 % de preferencia del total.
Los smartphones son una herramienta valiosa para acceder al espacio virtual donde se trabaja y una herramienta esencial para las labores profesionales. Por tanto, se constituyen como habilitadores de oportunidades para la generación de bienestar y la inclusión laboral de las mujeres, entre muchos otros efectos.
En el caso mexicano, si bien en el plano laboral del sector de las TIC queda mucho por alcanzar, en materia de su tenencia y uso sobre todo de las tecnologías móviles, la brecha de género es prácticamente inexistente. Esto es motivo, per se, de reconocimiento y celebración.
No obstante, amerita ahondar más en la segmentación de la adopción de las TIC, puesto que pueden develarse otros retos en la búsqueda de alcanzar una plena equidad e inclusión de género en materia TIC.
Lado B: Inequidad socioeconómica en el acceso a las TIC
Las figuras 3 y 4 muestran dos importantes resultados de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) de 2019, realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
Respecto al acceso a internet, se muestra que, independientemente del estrato económico al que pertenezca la mujer, la razón entre usuarios hombres-mujeres es muy cercana a ser de 50 % - 50 % y lo mismo ocurre en el acceso a las computadoras. Esto indica una paridad de género en la comunidad de usuarios de las TIC. No obstante, esta información no revela cómo la pertenencia a diferentes estratos socioeconómicos influye sobre la capacidad de las mujeres de acceder a las TIC.
De acuerdo con el Censo 2020 del INEGI, las mujeres representan el 51,2 % de la población total. Esto implicaría que, en promedio, por estrato socioeconómico, se encontraría una razón hombres-mujeres similar. No obstante, en la ENIGH 2019 se identifica que la proporción de la población que corresponde a mujeres con acceso a internet en el estrato bajo es significativamente menor a la registrada en aquel alto, pues en el primer caso se encuentra un nivel de 22,3 usuarias de internet frente a uno de 46,7 de este último.
Esto apunta a que, dentro del segmento poblacional de las mujeres de estrato bajo, 2,2 de cada 5 tiene acceso a internet, mientras que en el segundo 4,6 de cada 5. En otras palabras, si se es mujer en un nivel socioeconómico (NSE) bajo la probabilidad de contar con acceso a internet se reduce a la mitad frente a una mujer en el estrato alto.
Un fenómeno similar ocurre en el acceso a las computadoras pues, mientras que la probabilidad de que una mujer cuente con este dispositivo en el NSE bajo es de 1 en 5, en el caso del NSE alto esta razón se eleva a casi 4 por cada 5. Esto quiere decir que, si se es mujer, en el estrato bajo se reduce a un cuarto la probabilidad de acceder a las computadoras comparada con una mujer en el estrato alto.
Todo ello evidencia la persistencia de brechas de género en las TIC por nivel socioeconómico. Entre menor es este disminuye la probabilidad de ser mujer usuaria de estas herramientas tecnológicas que tienen el potencial de catapultar el desarrollo de millones de mujeres, especialmente aquellas pertenecientes a los estratos más pobres de la población.
Dos caras de la misma moneda
Por convención internacional, el día de hoy ha sido designado para conmemorar el Día Internacional de la Mujer (#8M2021), resultando útil como corte de caja para evaluar el avance hacia la consecución de objetivos de la Agenda del Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU.
La revisión de sus dos objetivos, el Objetivo 5 «Igualdad de Género» y el Objetivo 10 «Reducción de las Desigualdades», basados en el uso, disponibilidad e implementación de herramientas tecnológicas dejan ver avances en esta tarea fundamental. Avances importantes, sin duda, pero también se identifica la persistencia de brechas asociadas al nivel socioeconómico, que limitan el desarrollo de millones de mujeres y, más aún, de aquellas en los estratos más pobres de la población, asignatura sobre la que es menester incidir eficaz y oportunamente.
Con el objetivo de caminar rumbo a un 2030 con una economía y sociedad equitativa que promuevan el desarrollo sostenible, es imprescindible que sigamos promoviendo desde la industria de las TIC el empoderamiento femenino.