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Las nuevas reglas de la economía circular y el rol de los negocios
Tanto empresas como usuarios tienen hoy la oportunidad de impulsar la economía circular, que se enfoca en la fabricación y el uso de productos duraderos y reciclables para disminuir los desechos, afirma Lexmark.
En octubre pasado, la LXIV Legislatura de la Cámara de Senadores en México presentó la propuesta de ley general de economía circular (que busca reducir tanto la entrada de materiales vírgenes como la producción de desechos, cerrando los «bucles» o flujos económicos y ecológicos de los recursos). Entre los motivos, el texto menciona que la aceleración tecnológica ha sido uno de los factores que coadyuvan al cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación del agua, del aire, del suelo, los residuos peligrosos y electrónicos.
Al mismo tiempo, la tecnología digital ha habilitado un cambio fundamental en las funciones económicas. La virtualización, desmaterialización y una mayor transparencia en el uso del producto y el flujo de materiales han creado nuevas maneras para que los productores y usuarios operen y participen en la economía.
Las redes móviles de alta velocidad, la internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), la inteligencia artificial, el cómputo cognitivo y la nube habilitan estrategias circulares. La recopilación de datos y análisis sobre materiales, personas y condiciones externas permiten identificar los retos asociados con el flujo de materiales, destacando áreas de desechos estructurales.
Al combinar la era digital con los principios de la economía circular se logra una nueva trasparencia y se puede inyectar inteligencia en la cadena de valor a través de conocimientos basados en datos, que se usan para informar una toma de decisiones más eficaz sobre cómo abordar estos desafíos y proporcionar soluciones sistémicas.
Producir y seleccionar productos durables y reciclables
La pandemia de COVID-19 ha provocado el cambio de muchos paradigmas y ha evidenciado la obsolescencia de la economía lineal, que en esencia es el proceso de extraer, producir, consumir-desperdiciar y desechar, según explica Mario Duarte, profesor de la facultad de Estudios Globales en la Universidad Anáhuac. Muchos productos se rompen fácilmente y antes de lo necesario. La mayoría no pueden ser reusados, reparados o reciclados, y de hecho han sido diseñados y fabricados para un solo uso a corto plazo. El resultado es obsolescencia prematura.
Esto significa que hay un gran potencial para los negocios y clientes de someterse a la transformación en la manera en la que los productos son creados y escogidos para comprarse. El poder del consumidor, ejercido a través de la toma de decisiones sustentables, puede y debe impulsar este cambio para su propio beneficio y el del medio ambiente. Pero, antes de que se reduzca a la elección del consumidor, los fabricantes deben tomar medidas a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, de manera que lo que es llevado al mercado dure lo máximo posible y pueda ser devuelto para ser reacondicionado o dividido en partes reusables.
Este enfoque circular es posible, pero su éxito depende de incentivar a las empresas y consumidores a cambiar sus comportamientos. El cambio de conducta es, con frecuencia, mejor logrado a través de una mezcla de deseo interno para hacerlo posible y aprovechar las fuerzas de impulso externas.
Estas fuerzas externas incluyen regulaciones nuevas y emergentes, como la iniciativa de ley general de economía circular que, de aprobarse en la Cámara de Diputados, permitiría avanzar a la comunidad empresarial y a la sociedad en la reinvención de la economía. La iniciativa, explica Miguel Ángel Santinelli Ramos, director de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México, plantea una serie de instrumentos de control, manejo y mejora de la economía circular, como: planes de manejo de residuos sólidos y de responsabilidad compartida, certificados de la Secretaría del Medio Ambiente, programas estatales y municipales, evaluación del impacto ambiental, y el Plan Nacional de Economía Circular.
Liderazgo de empresas vs consumidores
Muchos planes de acción de países o regiones se enfocan en los esfuerzos del consumidor. Una tendencia notable es la capacidad de reparación, que consiste en dar a los usuarios finales herramientas, manuales y partes de repuesto para que hagan reparaciones por ellos mismos. Pero, enfrentados a una situación de gastar tiempo valioso y energía en una tarea para la que no están entrenados y encuentran difícil, tirar el objeto roto y comprar uno nuevo es entendiblemente más atractivo.
Una mejor alternativa es adoptar un enfoque B2B o de empresa a empresa. Esto se da cuando un fabricante de equipo original (OEM, por sus siglas en inglés) practica la ingeniería intencional y el diseño basado en principios ecológicos. El resultado es longevidad incorporada, lo que garantiza que los materiales de recursos limitados estén diseñados fuera de la cadena de suministro y que esos productos puedan ser reparados fácilmente, y después reciclados cuando han alcanzado su verdadero punto de obsolescencia.
En este enfoque no se espera que el usuario final haga reparaciones. El enfoque B2B adopta un modelo de intercambio y restauración. Esto significa que la responsabilidad recae en los OEM para facilitar a los usuarios finales el retorno de los productos que están llegando al final de su vida y cambiarlos por un modelo reacondicionado o uno nuevo.
Cuando eso sucede, el OEM tiene la opción de realizar una renovación completa para la que se diseñó el producto y devolverlo al circuito de ventas de equipos con certificación de reacondicionamiento, o desarmarlo para reutilizar los componentes adecuados para la fabricación de nuevos productos.
Al enfocarnos en el modelo B2B, los OEM necesitan comprometerse activamente con sus iguales. Dentro de los ambientes de negocios, los OEM pueden y deben hacer sugerencias que puedan conducir a resultados positivos tangibles para la economía circular, tales como establecer el nivel de los objetivos de los productos (Product Category Rules o PCR) dentro del marco de la contratación pública ecológica.
Otras iniciativas que pueden beneficiarse de este modelo pueden ser el compromiso voluntario de los OEM con organizaciones ecológicas civiles o no gubernamentales, así como con clientes y socios de negocios, para conocer de primera mano lo que sucede del lado del consumidor y el impacto medioambiental que se genera.
De esta manera, varios consejeros podrían impulsar los esfuerzos de reconstrucción y proyectos de investigación para aprovechar las mismas tecnologías y acelerar la agenda de la economía circular, proveyendo una mayor transparencia a través de toda la cadena de valor, desde el proveedor hasta el consumidor.
Iniciativa de sustentabilidad
Para ayudar a que la economía circular sea convencional en todos sus procesos, y acelerar la transición verde de nuestra economía, en Lexmark hemos tomado medidas para cambiar la parte superior de la cadena de sustentabilidad, desde el diseño de productos y su integración inicial a la cadena de suministro, que luego puede convertirse en una opción del consumidor.
Un alto porcentaje de nuestros productos de consumo están diseñados para poder ser remanufacturados. Los que por algún daño no con candidatos, se regresan a la cadena de suministro como materia prima para la fabricación de componentes nuevos, principalmente en polímeros (plásticos) a través de un proceso llamado PCR (por las siglas en inglés de Post Consume Resine).
La planta Lexmark Cartridge Collection Program (LCCP) en nuestro complejo de manufactura en Ciudad Juárez, Chihuahua, está totalmente enfocada en la economía circular: su propósito fundamental es recolectar los consumibles de nuestros clientes para reusar y reciclar la mayor cantidad posible de componentes.
Esperamos ver el progreso de la acción colectiva dentro de la industria manufacturera. Solo cuando la mayoría de las organizaciones se centren en incorporar la economía circular, comenzando por el diseño, se lograrán resultados que nosotros y el planeta necesitamos para un futuro sostenible.
Sobre el autor: Guillermo Gallegos es gerente general del Campus Ciudad Juárez de Lexmark.