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Cómo esquivar las decepciones en una migración a la nube

La transición hacia la nube es un proceso que debe estar guiado hacia la consecución de objetivos o resultados de negocio específicos para que sea exitoso. Los criterios únicamente tecnológicos pueden traer mucha frustración, dice Minsait.

Durante los próximos años, ¿en qué términos estaremos aprovechando la innovación de la nube? De acuerdo con una estimación de Gartner, para 2028, las organizaciones del mundo reconocerán que la tecnología de nube es “una necesidad de negocios”, un elemento vital para asegurar la competitividad de una empresa.

Actualmente, la mayoría de las empresas, según la misma referencia, valora a la nube como “una tecnología disruptiva” o “un habilitador de capacidades”. Al parecer, en apenas cuatro años, nuestra percepción de la innovación cloud registrará un cambio sumamente importante.

Sin embargo, dicha transición no será un procedimiento automático. De hecho, en muchas organizaciones el cambio de visión podría resultar complicado. La razón: su journey to cloud (la migración de operaciones empresariales hacia un ambiente de nube) no está guiado por objetivos/resultados de negocio, sino por criterios fundamentalmente tecnológicos.

Cuando prevalece el enfoque tecnológico, no es raro que una empresa termine confundida y decepcionada. Invierte presupuestos significativos en tareas que parecen correctas (por ejemplo, firmar contratos comprometiendo la migración de la mayor parte de sus sistemas hacia una o varias nubes) y, a pesar de ello, la organización no percibe que su viaje hacia la nube esté transcurriendo por un buen rumbo.

Esto explica que sólo el 10 % de las compañías –de acuerdo con el informe Modernizar y crecer en la nube. La siguiente gran etapa en la transformación del negocio” de Minsait– cree que está aprovechando el máximo potencial que brinda la tecnología de nube; es decir, el 90 % de las empresas asume que no está recibiendo el beneficio esperado.

En el mismo sentido, sólo una de cada cuatro organizaciones puede mostrar un ROI puntal (retorno de la inversión, por sus siglas en inglés) de los beneficios de negocio obtenidos a partir de la adopción de innovaciones de nube.

En circunstancias así, mover el timón del proyecto para alinear la iniciativa de nube a metas de negocio nunca será una mala idea.

Visión de negocios e innovación: avanzando en el mismo carril

Establecer un plan de viaje hacia la nube orientado a metas de negocio no es un desafío imposible. Para una empresa, en esencia, implica la adopción de nuevas prácticas y criterios al momento de poner en marcha proyectos de innovación.

Este enfoque puede iniciar con tres acciones básicas, las cuales contribuyen a que, desde el principio, el potencial tecnológico de la nube se mantenga alineado a los objetivos de negocio:

  • Crear un entorno de colaboración para las áreas de negocio y el departamento de sistemas. Los expertos técnicos y los líderes empresariales deben compartir información y conocimientos para crear una estrategia de nube robusta: cuál es la meta de negocio (incrementar ventas, apoyar a una fuerza de ventas móvil, etc.); qué soluciones en la nube pueden usarse para lograr el objetivo (análisis de proveedores, costo del servicio, factores de integración a la infraestructura y ecosistema tecnológico existente, estudio de casos referencia); qué gastos asociados tiene el proyecto (contratación de personal, programas de capacitación, campañas de comunicación interna, etc.); entre otros ángulos que necesitan una visión que equilibre lo empresarial y lo tecnológico.
    Respecto a esto, vale la pena señalar que entre las organizaciones que están aprovechando la innovación de la nube para transformarse, más del 50 % reconoce que la relación entre los departamentos de negocios y las áreas de sistemas tiene un margen para mejorar.
  • Diseñar un plan de despliegue. El proyecto de nube de una organización debe plasmarse en un mapa de despliegue, el cual debe incluir fases, responsables y resultados parciales. De esta forma, se podrá validar que la iniciativa de nube avanza en la dirección definida, es decir, que en cada etapa del programa se está logrando un objetivo que beneficia al negocio. Por ejemplo, incremento de ventas o mejores índices de satisfacción del cliente, optimización de costos.
    En este aspecto, hay un escenario que los expertos consideran ideal: que la iniciativa de modernización empresarial a través de la nube esté incluida en los planes estratégicos de la compañía. Sin embargo, sólo el 41 %, según datos del estudio de Minsait, de las empresas toma tal decisión.
  • Crear mecanismos de evaluación y seguimiento. En todo momento, la empresa debe contar con recursos de análisis que le permitan valorar los avances e incidentes que ocurran en el proyecto de innovación de nube. Estos mecanismos son fundamentales para mejorar procesos, detectar fallas recurrentes o descubrir objetivos que quizás necesitan replantearse.
    Este es otro aspecto en el que pocas organizaciones han dado pasos firmes. Entre las empresas que están migrando operaciones a un ambiente de nube, sólo el 25 % de ellas reconoce que realiza seguimientos para detectar niveles de cumplimiento; es decir, el grueso de las compañías no recurre a métricas o herramientas para evaluar su progreso.

Frente a la innovación de la nube, que continuará transformando el ámbito empresarial, las organizaciones necesitan fijar una posición: ¿usarán la nube como una simple herramienta tecnológica o la aprovecharán, con visión de negocio, para impulsar su eficiencia y su generación de valor? Es el momento de elegir.  

Rodrigo Mendoza es líder de Desarrollo de Soluciones en Minsait, una empresa de Indra en México. Tiene más de 19 años de experiencia en consultoría de TI y de negocio, trabajando en distintos sectores como banca, seguros, telecomunicaciones, salud, retail y energía. Su experiencia incluye la optimización operativa desde la definición y rediseño de procesos, hasta la conceptualización e implantación de soluciones tecnológicas para la transformación digital. Cuenta con una certi­ficación PMP por el PMI, es licenciado en Sistemas y tiene un MBA, ambos con honores, por el Tecnológico de Monterrey, donde también es profesor de cátedra.

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