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Comercio electrónico acelera la transformación digital de la cadena de suministro
Las tecnologías relacionadas con las cadenas de suministro globales podrían alcanzar un valor anual de entre 560 y 850 millones de dólares para 2025, dicen expertos.
La logística es una disciplina que, a partir del confinamiento mundial por la pandemia del COVID-19, es vista de manera distinta. Por un lado, debido a que la utilización del comercio electrónico creció de manera dramática.
Varias fuentes sugieren que, en 2020, en Estados Unidos las compras digitales crecieron en tres meses lo que habían crecido en 10 años. En México, según un reporte basado en información de la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), en el año de inicio de la pandemia las ventas en línea crecieron más de 85 % con respecto a 2019.
Sobre todo para insumos de primera necesidad, esto representó un cambio en la manera que las empresas se aproximaron a sus mercados objetivo, pero también implicó una ruptura de los esquemas logísticos en todo lo largo de la cadena de valor, tanto en lo relacionado con soluciones de última milla, como hacia la proveeduría, especialmente con la entrega de ciertos componentes y también de materia prima.
A lo anterior se agrega la escasez de microchips, el embotellamiento de embarcaciones en zonas portuarias –debido a su inmovilización por fluctuaciones altamente irregulares en la demanda– y la relocalización de plantas de manufactura en respuesta a un nuevo orden comercial en el mundo. Incluso hasta ahora, aún se prevé que las cadenas de suministro tarden meses en normalizarse y, en consecuencia, las actividades logísticas seguirán enfrentando grandes retos.
Pero, casi como test psicológico, la solución bien podría estar en el problema mismo: la digitalización.
La gestión de la cadena de suministro parte del principio de la confiabilidad de cada uno de sus componentes, cualidad que es fortalecida cuando se cuenta con información en tiempo real disponible para su análisis y para la correcta toma de decisiones en todos los niveles de la organización. Estas prácticas se pueden extender a todo lo largo de la cadena de valor, desde la adquisición y seguimiento de las materias primas, hasta los indicadores de satisfacción del cliente, lo cual no solo tiene que ver con entregas a tiempo, sino también con la verificación del producto, tanto que sea el solicitado, como que haya llegado de manera correcta (esto último se está convirtiendo en factor crucial con el comercio electrónico).
El fortalecimiento de los esquemas globales tal vez sea uno de los elementos en las cadenas de suministro que más evidencian la ayuda de la tecnología digital, pues las rutas de transporte de mercancía son más largas y están obligados a cumplir requisitos legales de exportación e importación. No solo es entender dónde están y hacia dónde se dirigen, sino también tener toda la información del producto actualizado al minuto. Aspectos como tiempo de vida; características de materiales; posición en el momento de la manipulación para su embarque, traslado y desembarque; costos relacionados con el tránsito; e incluso el rastreo de las personas o vehículos que intervinieron en su traslado, son necesarias para garantizar la calidad de la entrega.
Para ello, es necesario que, independientemente de las barreras geográficas y de las diferencias entre políticas administrativas o de regulaciones de cada localidad, cada producto debe salvaguardar información única, como aspectos de diseño, producción, ensamble y lote de fabricación. Toda la información es útil no solo para la trazabilidad del producto, sino para su posterior análisis de costo y satisfacción del cliente.
Pero no todo termina con la entrega. Debido a que el consumidor ha experimentado un mayor empoderamiento con respecto a su decisión de compra y a la experiencia en torno a la misma, la información obtenida a partir de la entrega (tanto la satisfacción del cliente, número de quejas, si se repite la compra, si se recomienda, etcétera) representa una materia prima valiosa para la consecución en el diseño, la producción y entrega de nuevos productos.
Las empresas están incrementando sus montos de inversión en la experiencia del usuario con el artículo que adquieren, lo cual considera el tiempo de entrega y la manera en que lo reciben, entre otros factores. Una persona que recibe su pedido en el menor tiempo posible está dispuesta a solicitar un producto de inmediato lo cual significa que, si la experiencia no es la adecuada o la entrega no es oportuna, se está inhibiendo la intención de compra del cliente.
En términos de trazabilidad, las empresas deben incorporar ahora mayor tecnología que les permita tener una lectura clara de sus mapas logísticos, el dimensionamiento de sus inventarios, la organización de sus rutas de transporte o de las firmas con quienes contratan sus entregas, la localización de sus almacenes y nodos logísticos, así como el diseño de sus empaques y embalajes.
Según la firma Mckinsey, las tecnologías de la información relacionadas con las cadenas de suministro globales podrían alcanzar un valor anual de entre 560 y 850 millones de dólares para 2025, lo cual incluye herramientas de big data y de análisis de datos. Estos desafíos requerirán de un trabajo en etapas y de una selección cuidadosa de aquellos sistemas de tecnología que brinden la funcionalidad que cada empresa requiere, asegurando siempre una mayor eficiencia, mayor rendimiento y, sobre todo, garantizando la sostenibilidad de cada negocio.
Sobre el autor: Francisco Hurtado es director de Digital Business Technologies para México en Minsait, una compañía de Indra. Es experto en consultoría de gestión y tecnología, con más de 18 años en el mundo de las TI. Tiene a su cargo un equipo de 1.250 profesionales enfocados en diseñar y entregar soluciones tecnológicas basadas en datos y analítica, CRM, automatización y arquitectura de próxima generación para sectores como Servicios Financieros, Retail, CPG y Telecomunicaciones. Es responsable de hubs de operaciones internacionales en México que entregan proyectos y capacidades para España, Perú, Panamá, Colombia, Chile y EE. UU. Ha participado en diferentes programas académicos y de pasantías en instituciones como el Tecnológico de Monterrey y la Universidad Nacional Autónoma de México, entre otras. Se graduó con honores de la carrera de Ingeniería Industrial y de Sistemas del ITESM, cuenta con un diplomado en Gestión Estratégica y una maestría en Dirección de Empresas por el ITAM.