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BCP y DRP: El arte de levantar un negocio caído
Garantizar la operación no es una opción. Los clientes, proveedores y accionistas esperan respuesta sin importar lo que suceda en el exterior.
Pueden enfrentar pequeños obstáculos o ver dañada su principal estructura operativa, pero ninguna empresa, por grande o pequeña que sea, puede detener su actividad ante una situación crítica. Ese es el espíritu y razón de ser de los programas de Continuidad de Negocios (BCP) y Recuperación ante Desastre (DRP).
No se trata de conceptos o procesos complejos. De hecho, el legendario boxeador Muhammad Ali era un experto en esta materia y lo explicó con palabras simples. Ante cualquier situación crítica o una aparente derrota, el célebre deportista decía: “Dentro y fuera del ring, no tiene nada de malo caer, lo malo es quedarse abajo”.
Imaginemos. ¿Cuál sería el impacto para una organización financiera si la aplicación de banca electrónica o los cajeros “se cayeran” un día de “quincena”? ¿Cómo se dañaría la reputación de una empresa de transportes si su sistema de venta de boletos “se cayera” un día antes del regreso a clases? ¿Cuánto dinero podría perder una cadena de autoservicio por cada 10 minutos que la infraestructura de su Punto de Venta “se cae”?
Estas situaciones tienen en común que son procesos críticos de negocio y que mantienen una íntima interdependencia con la tecnología. Si un proceso importante se interrumpe de forma prolongada, la firma podría sufrir consecuencias negativas como pérdidas financieras, daños en la reputación o, incluso, el cierre definitivo de la organización. De ahí la visión tan negativa de “quedarse abajo”, como lo explicaba Muhammad Ali.
Un modelo de Continuidad de Negocio y Recuperación ante Desastres es la herramienta que desarrolla una organización –del tamaño que sea, pública, privada o entidad gubernamental–, para garantizar la prestación de los servicios que su entorno espera de ella, sin importar las circunstancias que se presenten.
Y, con el objetivo de desarrollar un programa adecuado a sus necesidades, actividad, volumen y presupuesto, es preciso considerar los siguientes factores.
Para iniciar, es fundamental analizar cuál es la tolerancia de su negocio a la no disponibilidad de sus funciones críticas. Es decir, qué pasa si dejo de operar una hora, un día o un tiempo determinado. Después, se debe observar cuál es la probabilidad real de enfrentar una contingencia, y cómo impactará al negocio, clientes, empleados, proveedores y/o accionistas.
Finalmente, con esta información, precisar el costo de contar con una solución que maximice las posibilidades de restablecer la operación, con su respectiva promesa de disponibilidad.
Tormenta perfecta
Los desastres suceden y pueden causar daños contundentes en los negocios, ya sean pequeños, medianos o grandes. La experiencia me ha enseñado que las empresas sufren contingencias originadas, igual por un fenómeno climatológico, que por daños tecnológicos o, incluso, movimientos sociales o culturales, como una manifestación.
De acuerdo con la firma Dunn & Bradstreet, 59% de las empresas del Fortune 500 experimenta “una caída” no planeada en sus sistemas y procesos críticos durante un mínimo de 1.6 horas cada semana. Esta “caída” en una organización de mil empleados en México representa una pérdida en productividad laboral que supera el millón de dólares. Y, como ya lo hemos platicado, no sólo detona costos de productividad, sino también daña las finanzas y la reputación
Por ello, es crítico tener un programa de Continuidad de Negocios y Recuperación ante Desastres que, al menos, cuente con las siguientes características:
- Infalible: Que cuente con una correcta planeación, una profunda administración del cambio de tecnología, y que sea probado de forma constante.
- Automatizado: En caso de desastre, difícilmente se puede acceder a las instalaciones, la infraestructura tecnológica podría no estar disponible y el personal clave podría o no estar en condiciones de operar. De ahí la importancia de mantener un respaldo y automatización de los procesos desde otra sede y con equipo preparado.
- Fácil de justificar: Estas soluciones no sólo son redituables cuando existe una contingencia. Además de reducir los riesgos ante un desastre, fortalecen la operación diaria y optimizan procesos existentes.
Hoy, garantizar la operación no es una opción.
Los clientes, proveedores y accionistas esperan respuesta sin importar lo que suceda en el exterior. Por ello, contar con un plan de Continuidad de Negocios y Recuperación ante Desastres no es un gasto, es una inversión.
Sobre el autor: Desde hace 15 años, Leonardo Rodríguez se ha desarrollado en el sector de Tecnología de la Información, escalando rápidamente a lo largo de la estructura de diferentes organizaciones de servicios de TI. Actualmente labora en SunGard Availavility Services (SAS). Además de ser Ingeniero en Electrónica y Comunicaciones, cuenta con un MBA acreditado por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y la Escuela Global de Management de Thunderbird Institute, en Arizona, E.U.