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Aprovechar el nearshoring también requiere de infraestructura digital

Para atraer organizaciones a su territorio, la economía mexicana no puede apostar todo a la cercanía geográfica.

En una mudanza, hay un asunto que parece claro: quien realiza el traslado espera que el nuevo hogar le ofrezca, por lo menos, las comodidades básicas que tenía en el lugar que abandonó; por ejemplo, servicios públicos de agua, limpieza, luz y seguridad. Si no encuentra tales conveniencias, el cambio de residencia seguramente será breve. En la dinámica del nearshoring se podría crear una situación similar.

La cercanía geográfica y las ventajas competitivas de una economía se vuelven virtudes muy relativas cuando un territorio, que aspira a beneficiarse con la tendencia al nearshoring, no brinda a las organizaciones una infraestructura digital que facilite la implementación de las innovaciones tecnológicas como inteligencia artificial (IA), internet de las cosas (IoT), big data y modelos de ciberseguridad, que son fundamentales para la productividad empresarial, además de contar con un servicio de hiperconectividad especializado.

Alejandro Hernández

Es importante reconocerlo: atraer compañías y centros de producción a México es sólo una parte de la misión. El factor que marcará la diferencia es lograr que dichas instancias encuentren buenos motivos para quedarse durante un largo tiempo.

Una oportunidad por consolidar

El potencial que el nearshoring tiene para México es un hecho bien documentado. No faltan los indicadores que sugieren el tamaño de la oportunidad. Por ejemplo, las compañías globales que dejen China para reubicarse en territorio mexicano, según estimaciones de algunos analistas, podrían generar un flujo de inversión de $80.000 millones de dólares. 

Otro reporte señala que, si el 1 % de la manufactura china se traslada a México en los próximos cinco años por efecto del nearshoring, el crecimiento anual promedio del PIB mexicano se ubicaría en el rango del 2,6 %.

No obstante, este tipo de indicadores sólo sugieren un escenario posible, no anuncian un beneficio irreversible. De hecho, tampoco faltan las referencias que señalan que México, en el contexto global del nearshoring, puede enfrentar un desafío importante en los temas de infraestructura, lo que incluye el ámbito digital.

En el caso específico de la infraestructura digital, se puede mencionar que, de acuerdo con el Ranking mundial de competitividad digital del IMD, que mide la capacidad y preparación de una economía para adoptar y aprovechar tecnologías digitales con el fin de impulsar la transformación económica y social, México ocupa la posición 54 en un listado de 64 naciones analizadas.

Por su parte, en su Índice de Competitividad Internacional, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señala que la economía de México tiene una competitividad media baja en el rubro de innovación, que IMCO define como la capacidad de un país para competir en sectores de alto valor agregado, intensivos en conocimiento y tecnología de punta.

En estos estudios no se dejan de reconocer avances en materia de infraestructura para innovación tecnológica. Sin embargo, a la luz de los resultados que reportan, es inevitable plantearse una pregunta: ¿la infraestructura digital de México está preparada para recibir a organizaciones que requieren altos niveles de conectividad para implementar sus soluciones de nube, inteligencia artificial o internet de las cosas?

El esfuerzo digital que ayudaría

Con el fin de fortalecer su infraestructura digital, y así atraer a las organizaciones que buscan un lugar para reubicar sus actividades, México puede tomar varias medidas, en las que el esfuerzo conjunto de proveedores y autoridades será fundamental.

En ese sentido, los primeros pasos pueden apuntar a acciones como:

  • Diseñar infraestructura tecnológica con la mira puesta en el futuro. Esto implica fomentar el desarrollo de plataformas de conectividad de última generación, optimizadas para soluciones (IA, IoT, big data) muy demandantes en velocidad, capacidad, confiabilidad y latencia. Hay que construir infraestructura digital para el nuevo mundo de los negocios.
  • Facilitar el crecimiento de las redes digitales. En la actualidad, existen diversas regulaciones que complican el tendido de enlaces de fibra óptica, lo que limita el acceso de las compañías a conexiones de alta calidad. Si queremos que el efecto del nearshoring se extienda a lo largo del país, hay que eliminar barreras que frenan la ampliación de las redes digitales, de modo que las empresas puedan beneficiarse del nearshoring y lograr ventajas competitivas a través de una conectividad segura y especializada. Esto llevaría a una vinculación tecnológica tanto con el mercado norteamericano, como con los distribuidores de materias primas y bienes que se utilicen dentro de la cadena productiva para así lograr la consolidación de los centros industriales situados en territorio mexicano.
  • Impulsar el desarrollo del sector de centros de datos. En este renglón, uno de los desafíos más importantes es garantizar el abasto de energía para centros de datos más grandes y de mayor capacidad que puedan atender a la nueva generación de soluciones, más exigentes en volúmenes de procesamiento y almacenamiento de datos. En este aspecto, dicho abastecimiento, sobre todo de energías limpias, se percibe como un obstáculo mayor para el nearshoring en México.
  • Fomentar el sector de la ciberseguridad. La llegada de más compañías al país tendrá una implicación: más información, servicios y aplicaciones digitales que necesitan protección. De ahí la importancia de crear un ecosistema de seguridad digital más robusto, que incluya a autoridades, proveedores, organismos sectoriales y usuarios.

Tomar este tipo de medidas fortalecerá la posición de México en el ámbito del nearshoring. Desde el ángulo de la innovación tecnológica, podemos demostrar que somos un buen destino para cualquier mudanza.

Sobre el autor: Alejandro Hernández Bringas es CEO en MCM Telecom. Es contador público, con un MBA por la Universidad de Miami, Florida. Ha participado en diversos consejos directivos y comités de trabajo de organismos ligados a su profesión y es experto en la gestión de finanzas y la alta dirección, especializado como perito en materia contable y con un gran gusto por las tecnologías relacionadas con blockchain. Tiene más de 25 años de trayectoria profesional en la industria de Telecomunicaciones y la Responsabilidad Corporativa y Social. Fue presidente nacional del IMEF 2022 y actualmente es presidente del Consejo Consultivo dentro de la misma institución. En su compromiso social, es presidente y fundador de Voz MCM, asociación que apoya a grupos sociales vulnerables en México, y Red Pro BlockChain, que promueve la educación sobre las ventajas de esta tecnología.

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