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Las redes y los cables soportan el futuro de las telecomunicaciones
Las aplicaciones del futuro demandarán un mayor ancho de banda y velocidades superiores, por lo que es necesario avanzar en el despliegue de redes de fibra óptica y cables submarinos para satisfacer las demandas de conectividad.
Las telecomunicaciones han avanzado rápidamente a lo largo de su historia, generando cambios verdaderamente disruptivos, tanto sociales como económicos, en muy poco tiempo. Se estima que esta transformación continúe y permita resolver diversos desafíos para el desarrollo humano en áreas como la salud, el trabajo, la alimentación, la industria, el transporte, el entretenimiento y el medio ambiente.
Según Statista, se prevé que para el año 2030 existan casi 30 mil millones de dispositivos conectados a internet, y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) espera que, para ese mismo año, todos los abonos a la banda ancha fija sean de 10 megabits por segundo (Mb/s) o más rápidos. “Cada escuela deberá disfrutar de una velocidad mínima de descarga de 20 Mb/s y de 50 kb/s disponibles por alumno, y cada escuela deberá tener un mínimo de 200 gigabytes (GB) de datos permitidos”, dice en sus objetivos de conectividad.
Miles de millones de personas y dispositivos conectados serán parte de la escena cotidiana, demandando velocidades y capacidades de transmisión cada vez más altas. “Solamente las redes de fibra óptica permitirán dar el salto al futuro y proporcionar el ancho de banda necesario para concretar la transmisión del enorme volumen de datos que traerán las nuevas aplicaciones”, explica Xavier Chiron, gerente general del departamento técnico de Furukawa Solutions.
Precisamente, la fibra óptica facilita el despliegue de otras tecnologías clave como 5G, y la llegada de 6G más adelante, y tiene un enorme potencial para el crecimiento de la economía a nivel global. Incluso el Banco Mundial señala que el producto interno bruto mundial crecerá hasta 1,2 % cada vez que la penetración de fibra óptica se incremente un 10 %.
En línea con esta tendencia, el mercado latinoamericano de fibra óptica también tendrá una expansión dinámica en los próximos años. En 2021, los 18 principales países de América latina concentraban 103 millones de casas pasadas con fibra (FTTH/FTTB), un crecimiento de 29 % en relación al 2020, y las suscripciones crecieron 47 % hasta 46 millones, de acuerdo con un estudio de SMC+ y Fiber Broadband Association (FBA).
Este mismo reporte estima que, entre 2021 y 2026, se espera un crecimiento compuesto anual del 8,9 % en la cantidad de casas pasadas y del 15,3 % en suscripciones, y la penetración de conexiones sobre casas pasadas se ubicará en 59 % para 2026.
Por eso, Xavier Chiron de Furukawa añade que las redes de fibra óptica son future-proof (a prueba de futuro) y permitirán acompañar las evoluciones tecnológicas por venir, sin necesidad de ser reemplazadas por nuevas redes.
Los cables submarinos permiten la conectividad del mundo
Difícilmente existiría la internet tal como la conocemos actualmente si no existieran los cables de fibra óptica submarinos. De acuerdo con Cirion Technologies, el sistema de cableado submarino es responsable de cerca del 95 % de las comunicaciones transoceánicas en todo el mundo.
Datos de Telegeography señalan que, en 2023, se contabilizan 529 sistemas de cable –y mil 444 aterrizajes que están actualmente activos o en construcción– que conforman una potente red de cables submarinos de internet que comunican a países y continentes. Se estima que entre 2022 y 2024 se invertirá al menos US$10 mil millones en el sector de cables submarinos en el mundo. México se conecta con los cables submarinos Arcos y Cruce Panamericano en las poblaciones de Cancún y Tulum; y en Mazatlán y Tijuana, respectivamente.
Wagner Bojlesen, director de Ventas para el segmento mayorista de Cirion Technologies, explica que los principales impulsores de esta demanda creciente son las empresas proveedoras de servicios de nube (proveedores de nube de hiperescala) y las grandes empresas que proveen contenido por streaming.
“Este número cambia constantemente, ya que el total varía a medida que las nuevas empresas operadoras ingresan al mercado. Se observa, asimismo, el remplazo de cables antiguos por otros más nuevos, por cuestiones de inactividad, rotura u otros accidentes. Con la tecnología actual, están diseñados para durar al menos 25 años, pero la mayoría se reemplaza antes por razones económicas, sustituyéndolos por cables de nueva generación con más capacidad y tecnología”, explica Bojlesen.
En América Latina, la red de cables submarinos de Cirion cuenta con más de 36 mil km, que se suman a una red de socios que conectan al mundo. “Además, contar con data centers ampliamente conectados es fundamental, ya que se les considera el cerebro capaz de analizar y procesar la información. En ese sentido, contamos con 18 data centers y más de 4.300 cross-connects que nos permiten conectarnos con todos los equipos de este tipo en el mundo”, subraya el ejecutivo.
¿Cómo funciona un cable submarino?
Un cable submarino está hecho de fibra óptica y mide cerca de 3,5 cm de diámetro. Los equipos de emisión láser en una punta emiten señales de luz a través de los filamentos de fibra de vidrio, hasta los receptores en el otro extremo del cable. Los cables pueden transportar hasta 224 Tbps. “Estas fibras están envueltas en varias capas de plástico, metales y otros materiales que incluyen vaselina, cobre, policarbonato, acero y polietileno. A mayor profundidad de las aguas donde se colocarán los cables, más resistente deberá ser el revestimiento”, detalla Wagner Bojlesen, director de Ventas para el segmento mayorista de Cirion Technologies.
En líneas generales, las redes de estos cables se construyen en anillo, circundando países o continentes, con el fin de garantizar la redundancia para la protección y autorrecuperación del tráfico en caso de falla. A pesar de que son muy resistentes, la pesca, el fondeo y los terremotos son las principales causantes de defectos en estos equipos. Al llegar a los continentes, los cables se conectan a las estaciones, que regeneran la señal óptica, la separan en canales y luego la distribuyen a los consumidores finales.
Bojlesen comenta que: “A modo informativo, cabe recordar que, en 1995, la transmisión de datos de comunicaciones se realizaba en un 50 % a través de cables submarinos, y el otro 50 %, utilizando satélites. Actualmente, esto cambió completamente: los cables representan el 95 %. Los satélites son excelentes para otros fines, como conectar aquellos lugares a donde la fibra aún no ha llegado o para la distribución de contenido de uno a varios puntos. Además, los cables de fibra son capaces de transmitir más datos a un costo menor”.