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Ciberseguridad y datos son las principales preocupaciones en 2023

En el campo de los litigios, la seguridad cibernética, las disputas de datos y las disputas ESG presentarán riesgos para las organizaciones este año, prevé encuesta de Baker McKenzie.

De acuerdo con la más reciente encuesta "The Year Ahead: Global Disputes Forecast" de Baker McKenzie, se espera que el volumen de los litigios aumente o se mantenga igual este año. El año pasado, el COVID-19 fue considerado como el mayor factor externo que planteaba una amenaza de litigios, pero las preocupaciones sobre la pandemia han disminuido y han sido reemplazadas por otras. Actualmente, el 45 % de las organizaciones considera que el ciclo económico representa la mayor amenaza para su organización, mientras que el 38 % ve la volatilidad del mercado bursátil como un factor clave.

Otros factores de amenaza creciente son el entorno competitivo (25 %) y los problemas geopolíticos (24 %), entre los que destacan cuestiones relacionadas con Estados Unidos, el Brexit y China, mientras que Rusia figura en los últimos puestos de la lista.

“A medida que hemos explorado los desafíos del COVID-19, la cuarentena, la guerra en Europa y la alta inflación, parece que la incertidumbre es la nueva certeza. Los nuevos desarrollos legales, en todo el mundo, han complicado aún más el entorno comercial. En 2023, esperamos que las empresas experimenten un mayor número de litigios, principalmente, en las áreas de: ciberseguridad y datos; ESG; problemas posteriores a fusiones y adquisiciones e impuestos. Frente a esto, la investigación de Baker McKenzie muestra que, a pesar de los riesgos latentes, las organizaciones aún no se sienten preparadas para enfrentarlos y se les debe alentar, lo antes posible, a involucrar a especialistas en la materia”, comentó Claudia Benavides, presidenta global de la práctica de Resolución de Disputas de Baker McKenzie.

Ciberseguridad y datos, principales litigios

Por segundo año consecutivo, la ciberseguridad y los datos (62 %) encabezaron la lista de tipos de litigios que suponen un riesgo. Como era de esperar, el peligro percibido fue más alto en la industria de tecnología, medios y telecomunicaciones, donde se reportó un 73 % en los índices de preocupación.

Los incidentes de ciberseguridad implican daños financieros, operativos y reputacionales, y cada vez son más frecuentes. El año pasado, los ataques de ransomware aumentaron 13 %, con una tendencia hacia métodos más sofisticados dirigidos a datos no personales, como secretos y otros datos comerciales. Adicionalmente, se presentan ataques que ignoran por completo los datos y se dirigen en los sistemas de control de instalaciones de infraestructuras críticas, como plantas de generación de energía, tratamiento de aguas y procesamiento de alimentos.

Aunque la mayoría de las demandas por datos siguen estando relacionadas con violaciones, derivadas de hackeos, estas cada vez son más colectivas, por ejemplo, contra bases de datos patentadas que tienen valor y pueden cederse bajo licencia a terceros; los casos relacionados con las cookies de terceros, utilizadas para el seguimiento de anuncios, en particular contra los intermediarios de datos; y las demandas contra servicios, como los sitios de redes sociales, que emplean la información para otros fines como la publicidad.

Estamos viviendo una pandemia mundial de ciberseguridad, pero sin una vacuna. Desafortunadamente, las previsiones actuales en dicha materia favorecen al actor criminal, sobre la capacidad de la sociedad para combatirlos. Esto ya no se trata solo de extraer dinero o datos: estos ataques sirven para disminuir la confianza en nuestras instituciones más importantes y sembrar miedo e incertidumbre entre la población”, comentó Cyrus Vance, presidente global de la práctica de ciberseguridad en Baker McKenzie.

Conflictos medioambientales, sociales y de gobernanza

El 58 % de los encuestados afirmó que los conflictos ESG representaban un riesgo para su organización para el próximo año. El sector Industrial, Manufactura y Transporte (IMT) (70 % de los encuestados) los percibió como la mayor amenaza, seguido de cerca por la industria EMI (Energía, Minería e Infraestructura) (69 % de los encuestados). El telón de fondo general, dice Baker McKenzie, en el sector de IMT, es la creciente imposición por parte de las autoridades y la atención a las actividades de los accionistas. Los riesgos específicos son muchos, como las demandas por plásticos y reciclaje, y se están disparando contra los miembros de la cadena de suministro, especialmente en Estados Unidos.

Además, la preocupación por los conflictos de gobernanza (36 % de los encuestados) superó este año, por primera vez, a los medioambientales (31 % de los encuestados). Los primeros se refieren a la forma en que se dirige una organización y pueden basarse en obligaciones legales generales, que exigen la supervisión de la buena fe de los directivos para el cumplimiento de las leyes pertinentes por parte de la empresa. Otros deberes generales son la legislación sobre derechos humanos o las normas contra el soborno y la corrupción.

La empresa consultora señaló que las demandas por greenwashing van en aumento y llegan a los despachos de los asesores legales a través de una confusa serie de vías regulatorias y contenciosas, como los organismos reguladores de la publicidad y la defensa de la competencia, las demandas de protección de los consumidores y los litigios sobre valores.

Este ámbito está dominado por la preocupación por el cambio climático, ya que el número de casos sigue aumentando y se extiende de Estados Unidos a otras jurisdicciones. Los datos del sector muestran que están surgiendo nuevos casos importantes, alrededor de tres al mes, muchos de ellos presentados por activistas que pretenden divulgar información clave o cuestionar las políticas climáticas.

Conflictos laborales

El aumento de la movilidad de los colaboradores y la rigidez del mercado laboral dificulta la cobertura de vacantes por parte de los empleadores. Estos son los principales factores detrás de un aumento en las demandas de cumplimiento de convenios restrictivos presentadas por las empresas, particularmente en Norteamérica y Asia Pacífico.

El retorno al trabajo después del COVID-19 conlleva una serie de riesgos. A menudo se produce un desajuste entre las expectativas del empresario y las del trabajador en cuanto a lo que en realidad es el trabajo híbrido. El dilema entre el deseo de flexibilidad y el establecimiento de una relación y una cultura de trabajo eficaces es un terreno abonado para los conflictos laborales.

“La combinación de recortes de personal, la agitación laboral mundial y los cambios en el lugar de trabajo durante la pandemia de COVID-19 han creado las condiciones propicias para un aumento sustancial de los litigios laborales en 2023”, comentó Michael Brewer, presidente global de la práctica de Empleo y Compensación de Baker McKenzie.

La sexta edición anual del estudio de Baker McKenzie encuestó a un total de 600 líderes legales y de riesgo con posiciones senior, en grandes organizaciones con sede en el Reino Unido, EE. UU., Singapur y Brasil, pertenecientes a los sectores: Industrial, Manufactura y Transporte (IMT); Bienes de Consumo y Venta Minorista (CG&R); Energía, Minería e Infraestructura; Salud y Ciencias de la Vida; Tecnología, Medios y Telecomunicaciones; e Instituciones financieras.

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