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Se dispara el despliegue de fibra óptica en Perú en los últimos cinco años

Perú está cerca de poseer 120 mil km de fibra óptica, 80% desplegado por operadores privados. Pero, en pequeñas localidades rurales de la sierra y la selva, persiste una brecha significativa de conectividad por cubrir.

El panorama de conectividad que se vive en la actualidad en el Perú muestra una gran evolución frente al escenario que se tenía en 2019, antes de la pandemia, pero no llega aún al nivel de madurez deseable por la disparidad que se observa en el acceso a los servicios en las distintas regiones del país. Por lo pronto, el sendero es claro y la ruta está bien definida, coincidieron los expositores presentes en el Fiber Connect LATAM Perú.

Carlos Huamán, director de DN Consultores, destacó en su presentación que ya estamos bordeando los 120 mil kilómetros de fibra óptica desplegada en el país, de los cuales 91 mil km (80 %) fueron montados por el sector privado y 21 mil km con fondos públicos. En 2019 eran 62 mil Km en mano de los privados y 18 mil del Estado, lo que refleja un crecimiento constante a doble dígito. Telefónica (24 %), Bitel (21 %) y América Móvil (20 %) son los operadores con mayor despliegue hasta el 2023.    

En lo que respecta a la penetración de internet, nueve de cada diez peruanos está conectado, cuando en 2019 eran solo seis de cada diez. Los accesos son básicamente a través del móvil y en el área urbana. En las zonas rurales, la penetración baja a siete de cada diez individuos para el 2023; la brecha se ha reducido sustancialmente, pero sigue concentrada lejos de la capital. A nivel de centros poblados, la figura es al revés: 86 de cada 100 pueblos no tienen internet, detalló en su intervención el director ejecutivo del Programa Nacional de Telecomunicaciones (Pronatel), Lennin Quiso Córdova.

Actualmente, hay más de 2,2 millones de conexiones de internet de fibra óptica al hogar, lo cual representa el 61,96 % de los 3,6 millones de conexiones existentes en el país. Rafael Muente, presidente de Osiptel (Organismo Supervisor de la Inversión privada en Telecomunicaciones), subrayó que, en 2022 y 2023, fuimos el segundo país con mejor ritmo de crecimiento en adopción de internet fijo del mundo, sólo superados por Alemania, según Point Topic.

En 2019, las conexiones de fibra óptica al hogar (FTTH) apenas tenían una penetración del 3 % de los hogares, y representaban el 11 % de los enlaces porque eran poco más de 300 mil, detalló Carlos Huamán. Para el 2022, ya se habían cuadruplicado y llegaron a una penetración del 22 % de hogares al año siguiente. Sumando accesos con otras tecnologías se llega a una penetración de internet fijo del 36 %, lo cual ubica al Perú en el penúltimo lugar a nivel Sudamérica, superando solo a Venezuela, añadió.

Sin embargo, el horizonte es positivo. Rafael Muente estimó que llegaremos a cinco millones de clientes suscritos a internet fijo en 2028, gracias a que se mantendrá un ritmo de crecimiento a doble dígito. Esto será posible porque el mercado es sano y goza de intensidad competitiva, remarcó.  

Se ha superado la decena de operadores en el mercado de FTTH, hay al menos cinco jugadores fuertes a nivel nacional, y muchos pequeños competidores regionales que tienen el liderazgo en su provincia de origen son rivales importantes para los operadores a nivel nacional, añadió Carlos Huamán.  

“El negocio puede crecer de forma orgánica o inorgánica. Los modelos de negocio pueden tener matices, pero lo que queda claro es que existe un apetito por mayores velocidades de internet fijo residencial. Esta demanda está siendo atendida por muchos proveedores, quienes han visto reducidas las barreras de entrada gracias a costos más asequibles de la infraestructura”, comentó Huamán.

Disparidad geográfica

La gran tarea pendiente en el país es reducir la brecha de penetración y uso de internet fijo de alta velocidad que existe entre una región y otra del país, explicó Carlos Huamán Tomecich. Lima (41 %), Ica (43 %), Moquegua (35 %) y Lambayeque (32 %) son ejemplos de ciudades de la costa con un alto nivel de penetración de FTTH, superior a la media nacional (22 %). En el otro extremo están Amazonas (6 %) y Loreto (7 %) en la selva, o Puno (7 %) y Cusco (7 %) en la sierra, con los niveles más bajos de penetración y muy poca fibra óptica desplegada, precisó en su presentación en el Fiber Connect LATAM Perú.

En algunas regiones se observa una mayor densidad de fibra óptica respecto a la población, con varios operadores compitiendo y un uso intensivo de diversos servicios en línea. En otras zonas, sobre todo rurales, solo hay dos competidores y poca oferta de servicios en línea. Son áreas con condiciones geográficas particulares, alejadas de la zona urbana, con ingresos económicos reducidos y escasez de demanda del servicio, explicó Huamán.

La mejor forma de generar un cambio parte de un trabajo de políticas públicas multisectoriales y varias reformas normativas. Por un lado, se requiere simplificar la regulación y continuar modelos más eficientes, como el permitir el pago de impuestos con obras públicas (canon por conectividad), el cual se aplica desde 2019. Y por otro, repensar el rol de los fondos públicos de acceso universal, porque la ejecución en manos del Estado que maneja Pronatel es cinco veces más lenta que en manos de los privados, comentó el director de DN Consultores.

Hoy existe claridad y convicción de que, para atender esta disparidad, no basta solo desplegar la fibra óptica, sino fomentar su usabilidad, es decir atender la demanda de servicios financieros, telemedicina, educación virtual, etc. La banca digital, por ejemplo, ha pasado en cinco años de un 18 % a un 35 % de uso. Y es esta demanda la que sustenta la conectividad. Las políticas públicas deben atender estas tres dimensiones ­–infraestructura, servicios, usuarios– de la mano, o en forma articulada, con los otros ministerios, sea Salud, Educación, etc., dijo Huamán. “Esa articulación es la llave para que cualquier política pública tenga impacto”, subrayó.

Desde el Estado, se debe buscar reducir las trabas al avance del sector privado. Lo que falta, explicó Rafael Muente, es eliminar las barreras burocráticas al despliegue de infraestructura para ampliar la cobertura. Y continuar con modelos que permitan una ejecución rápida de las obras, como el pago de más impuestos a través de obras de conectividad rural, acotó Lennin Quiso, cabeza de Pronatel.     

Quiso explicó que, si a una situación inicial desigual le agregamos acceso a una tecnología disruptiva al que está en mejor posición, la brecha y disparidad se ensanchan. Es en esas comunidades rurales en donde el Estado debe tener una mayor intervención, dijo, y en eso se están enfocando los esfuerzos. Se espera que, en el plazo máximo de un año, estén ya entregadas todas las 18 redes regionales de fibra óptica, y en tres años más se concreten los otros cinco proyectos que conectarán la selva (Loreto, Ucayali y Madre de Dios serían beneficiados), lo que permitirá que el Estado alcance unos 40 mil kilómetros de fibra óptica tendida.

El camino está ya bien definido y los beneficios para la población son tangibles, concluyó Quiso.

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