ÐндÑей ЯланÑкий -
¿Cómo se manifiesta el rechazo a la diversidad en las áreas de TI en América Latina?
Cada vez más se habla sobre diversidad en el trabajo. Esta diversidad no solo aplica para contratar gente de distinto color de piel, sino también de otro género, preferencia sexual, credo religioso, origen étnico, clase social o incluso con alguna discapacidad. ¿Cómo lo manejan las áreas de TI en empresas latinoamericanas?
El movimiento Black Lives Matter (BLM) en Estados Unidos representa la culminación de una lucha de cientos de años por alcanzar la igualdad de derechos entre las personas afroamericanas y aquellas de origen europeo. Sin embargo, no es la única lucha étnica que enfrentan en ese país. Las comunidades de indios también han luchado contra la discriminación, así como la población de origen asiático y árabe. Existe también la lucha de credos, entre los protestantes y los musulmanes, principalmente. Y hay una marcada brecha entre los empleados de nivel ejecutivo y los trabajadores del campo o de las fábricas.
Si bien las comunidades marginadas han luchado por décadas, el movimiento BLM está empujando fuertemente la realización de acciones concretas de inclusión en las empresas. En TechTarget se creó el Comité de Diversidad, integrado por empleados de distintas oficinas y áreas de la compañía en todo el mundo. Como representante de la editorial en América Latina, me ofrecí para participar.
El problema de la diversidad y la inclusión en México va más allá del color de piel. Si bien en muchos países de Centro y Sudamérica la población negra es más representativa, en México es verdaderamente una minoría. Tratándose de tonalidades de piel, los habitantes de la República Mexicana encuentran una amplia variedad, aunque principalmente dominan los tonos marrones, entre claros y oscuros. Uno pensaría que esta variedad haría un país más rico en cuanto a la inclusión. No es así. Tradicionalmente, y desde la época de la Conquista, existe un rechazo “natural” entre los distintos tonos de piel. Los indios rechazaban a los negros, los mulatos renegaban de los mestizos, y todos sentían rencor contra los blancos, lo que derivó, entre otras cosas, en la guerra de castas en la península de Yucatán. Pues bien, ese rechazo múltiple continúa existiendo, aunque veladamente en algunos casos.
La diferencia entre estratos sociales y nivel económico también ha generado una brecha entre distintos grupos, lo que se conoce como clasismo. Entonces, podemos tomar como ejemplo a un individuo de origen étnico maya y alto nivel económico, que rechaza a otra persona con antecedentes de otra etnia y con un bajo nivel económico.
Llevemos este escenario a la capital del país: un joven con rasgos indígenas que se ha esforzado por terminar la licenciatura postula para un empleo contra otros jóvenes con rasgos europeos u orientales, de clase media, que estudiaron en universidades privadas y hablan otro idioma… ¿a quién contratarían en su empresa?
Más aún, ese joven es mujer. Hablemos de una jovencita de rasgos indígenas, nivel socioeconómico medio-bajo, que practica la santería y tiene cierta deficiencia motriz… ¿la contrataría para el área de soporte técnico en su compañía?
Y si fuese un hombre, gay, musulmán, negro y con intenciones trans-género, ¿consideraría su currículum frente al de otros candidatos? ¿O preferiría un hombre heterosexual, de rasgos caucásicos y creencias católicas? ¿Y si ese hombre blanco fuese agresivo y borracho, aun así lo preferiría sobre el hombre negro con estudios de maestría y que habla tres idiomas?
Estas preguntas requieren respuestas. Y no solo en México, sino en toda la región latinoamericana. Como parte de los esfuerzos del Comité de Diversidad, es algo a lo que me abocaré en adelante. Quiero documentar historias de hombres y mujeres que laboran o han laborado en áreas relacionadas con TI y sistemas en México y América Latina, que puedan contar experiencias propias o de colegas cercanos, que hayan sufrido rechazo o hayan sido discriminados debido a su género, preferencia sexual, color de piel, origen étnico, clase social, credo o discapacidad. Los invito a escribirme a [email protected] para dar a conocer las historias del mundo real y así ayudemos a generar conciencia y promover una mayor inclusión.
También estaremos escribiendo sobre el papel que ha jugado la tecnología en la lucha contra la discriminación y el fomento a la inclusión tanto en la sociedad como en el ámbito laboral y, sobre todo, en las áreas de tecnología dentro de las empresas. Cualquier idea o sugerencia que tengan será bienvenida.
Como parte de las actividades, trabajaremos en una encuesta para conocer más a fondo el grado de aceptación o discriminación de las empresas, más allá de las políticas de contratación. ¿Es posible que cubran la ‘cuota’ de inclusión sin integrar verdaderamente a los empleados discapacitados o que pertenecen a la comunidad LGBQ? ¿Cuál es el porcentaje real de profesionistas mujeres que trabajan en áreas de TI y qué hacen las organizaciones para promover que más mujeres trabajen en esta área? ¿Cómo ayuda la tecnología a combatir –o fomentar– el racismo y la discriminación?
Preguntas como estas, y otras más, serán incluidas en la encuesta. Como resultado, tendremos una radiografía más clara sobre la discriminación en los departamentos de TI en América Latina, lo que nos permitirá trabajar con otras asociaciones para promover mecanismos de inclusión y diversidad. ¡Contamos con su apoyo!